Allí va ella

Paradojas de la vida. Ella, una chica con estilo propio, , amante de Los Beatles; con Jeff Lynne como fetiche, como muso inspirador de sus cánticos y su adicción a la música. Así como la veo, única e irrepetible, con sus tonalidades propias, sus bemoles sonando en un bajo, que no es mio, ni de ella, ni de nadie, es el universo mismo gateando en sus notas bajas, tan esenciales, pasando desapercibidas, ocultas tras los golpes de un platillo que vuela alto. Así, tan musical va ella y entra al sindicato con la camiseta disimuladamente puesta, acompañando esa causa sin causa, capricho post peronista, bien de esta Argentina. Se sube al micro que la lleva con sus compañeros de trabajo, que nada tienen que ver con bombos, hacia el estadio donde se celebran veinte años de mandato que no hilvanan en absoluto con su propia historia, la de ella, tan oceanica y silenciosa, una brisa fragil entre cánticos desorbitantes y banderas sumisas que flamean zozobrantes. Con Jeff Lyne, angel de la guarda que no falla, compañandola en su repertorio interior, exorcisando secuencias de aquel acto sin sensibilidad musical. Volando alto donde nadie despega. Allí va ella, furtiva, girando sobre si misma.