OJOS BIEN ABIERTOS

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sábado, 7 de agosto de 2010

El Tomatito de Tomas

El dìa de su cumpleaños, Tomas recibiò un regalo que jamas habìa esperado ni imaginado: Un minùsculo tomatito que no servìa ni para comerselo ni para llevar a la heladera, y que tuvo la suerte de haber caido en las manos de una hadita màgica que lo transformò en un personajito con vida propia. Asì pues, del dìa a la noche el tomatito portaba moño, tenìa nariz, bigote, sombrero y, por si fuera poco, cantaba. Tomàs estaba maravillado. Ningun regalo igualaba aquel que le hizo su abuela, una ancianita inquieta que siempre exploraba y se metìa en lugares insospechados y repletos de objetos curiosos.

Inmediatamente, Tomatito se transformò en el compañero predilecto de Tomàs. Iba con el niño a todos lados y le cantaba sus canciones preferidas. Asi, cada dìa era un nuevo dìa, lleno de sorpresivas melodìas que el pequeño tomate ofrecìa a su nuevo amigo. Porque ademàs de entonar canciones populares y conocidas, Tomatito era un gran compositor y creaba sus propios temas. Asì lo demostrò una mañana, cuando al despertar juntos en la cama, tomatito salto sobre el pecho de Tomas y se dispusò a entonar una canciòn de su propia autorìa.

Tomas tomas… hoy es un dìa sin igual

El cielo empieza ya a brillar

con un sol lleno de azafran

Tomas tomas…

La abuela nos vendrà a buscar

y nos iremos a explorar

un mundo nuevo y singular

Ya nos iremos a jugar!

Ya nos iremos a jugar!

Al escuchar el nuevo canto de su amigo, Tomas se levantaba lleno de alegrìa y juntos, los dos, salìan disparando a buscar a la abuela, que los esperaba con un desayuno sabroso, y un cofre lleno de fantasìas.

Pasò un año lleno de grandes aventuras y bellos pasatiempos. Hasta que en el primer dìa del nuevo año sucediò algo inesperado. A la mañana Tomas se despertò por su cuenta y notò que su amigo no habìa saltado a su pecho. Asì que se acercò a donde estaba y viò que habìa adquirido un tono pàlido. Habìa dejado de estar rojo… y habìa dejado de cantar!.Tomas amaba su pequeño tomate, y no querìa que le sucediera nada raro. Entonces lo tomò, lo guardò en una caja de fósforos a la que relleno con algodón, y se fue marchando al doctor.

El Dr. Verdurin atendìa en una clìnica especializada en tomatitos enfermuchos. Era un señor muy bajito de estatura y bien rellenito de cuerpo. De hecho era tan rellenito que parecìa un gran tomate!. Cuando Tomas acudiò a la clìnica y se encontro con el Doctor creyò que… este era un tomatito en estado adulto!

El Dr. Verdurin se presentò: Buen dìa señorito niño… en que te puedo ayudar?

- Buen día doctor, mi tomatito se enfermò -.

- A no alarmarse, que yo tengo la soluciòn – contestò el doctor. Dime, cual es la aficiòn predilecta del tomatin? –

- Mi tomatin es cantarin, respondió Tomas sin más que decir .

- Y dime, te canta solo a ti ?.

- Si, solo a mi.

- Pues bien, haz lo siguiente. En tu dormitorio, sobre una hoja, dibujale un teatro que tenga muchos colores. Y sobre el escenario crea una gran orquesta. Luego esparce por el dibujo esta brillantina especial que te voy a dar. Por último llena tu cuarto de sillas e invita a todos tus seres queridos a la gran cita. Y no te olvides de ofrecerles a todos una galletita!

Tomas, agradecido por la sugerencia, fue corriendo hasta su casa y preparò todo. Una vez que terminò, llamò por telefono a sus seres queridos, que acudieron al rato.

Habìa una gran expectativa en el ambiente. Tomas comenzò ofreciendo a todos uno galletita. Sus invitados la comieron y se llenaron de buen ànimo. Cuando estuvo ya todo dispuesto, Tomas tomò al tomatin y lo depositò en el escenario. Pero nada extraordinario sucediò, porque la orquesta no arrancaba y Tomatito seguìa pàlido. Para colmo, sus invitados comenzaron a dormirse, y algunos ya empezaban a roncar!... algo importante faltaba, y a Tomas no se le podìa ocurrir que era. Hasta que sintiò un golpeteo en la ventanita de su cuarto. Era el Dr Verdurin que habìa llegado no se como hasta ahí!... Tomas fue corriendo y abriò la ventana… - Señorito Niño! Te falta lo màs importante! exclamò el pequeño Dr. – Por favor por favor! Recuerdemelo! Respondiò Tomas – La brillantina! Respondiò riendo Verdurin.

Asì que Tomas fue a buscar la brillantina que habìa olvidado en el bolsillo de su jardinero y la esparciò por todo el dibujo. De golpe la funciòn comenzo!... Tomatito comenzò a brillar como una verdadera estrella musical!, y la orquesta lo acompañaba enloquecida en sus movimientos llenos de mùsica!. Los invitados saltaron sobresaltados y despertaron de su noveno sueño. Al instante fueron contagiados por la entusiasta voz del cantante y por el enèrgico acompañamiento de sus mùsicos.

Tomàs bailaba con la boca abierta, mientras miraba a sus padres y a su abuela idola que le quiñaba un ojo, y se movìa como una niña eterna entre sus seres queridos. Luego girò hacia la ventana y viò al Dr Verdurin que disfrutaba del show. En ese mismo instante Tomas notò que sobre el hombre del Dr Verdurin aterrizaba una hadita traviesa que se sentaba y le guiñaba un ojo como su abuela.

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